Cuando estamos frente a una multitud es difícil percibir las particularidades que se tiene en cada individuo. visualmente solo diferenciamos los rasgos de apariencia física. Cada persona es «un mundo distinto», es la expresión que se oye frecuentemente. Pero ante los ojos de la Ciencia esto va más allá. ¿Qué nos hará realmente diferentes o particulares unos a otros?
Cuando estuve de estudiante en la Universidad, hicimos un ensayo. El docente nos pidió que cerremos los ojos e imaginemos una manzana. Curiosamente cada uno de nosotros evocamos diferentes manzanas. Yo pensé en una manzana verde, mi compañero en una roja; y el otro en una manzana pequeña, etc. Cada uno de nosotros habíamos desarrollado un concepto diferente de la manzana. Incluso cuando se trata de conceptos mucho más complejos como el amor y la religión. Cada persona posee estructuras neuronales diferentes fruto de un tipo de constructo particular. Pero, ¿será simplemente eso?
Muchos estudiosos en esta temática concuerdan en que todos pasamos procesos universales, pero también existen diferencias individuales en las características, influencias y resultados del desarrollo. Las personas varían por su sexo, estatura, peso y complexión; salud y nivel de energía; en inteligencia; y en temperamento, personalidad y reacciones emocionales. También su contexto de vida es diferente: la casa, comunidad y sociedad en que viven, las relaciones que cultivan, la escuela a la que concurren (si acaso) y a qué dedican su tiempo libre.
¿Qué tipo de influencias hacen que una persona sea diferente de las demás?
Algunas influencias sobre el desarrollo se originan fundamentalmente con la herencia: rasgos o características innatos heredados de los progenitores. Otras influencias proceden del medio ambiente: el mundo más allá del yo que empieza en el vientre materno y el aprendizaje que da la experiencia. ¿Cuál de estos dos factores tiene más efecto en el desarrollo? El problema de la importancia relativa de la natura (la herencia) y la cultura (las influencias ambientales antes y después del nacimiento) ha generado intensos debates entre los estudiosos.
Hoy en día, los científicos han encontrado la forma de medir con mayor exactitud las funciones de la herencia y el medio ambiente en el desarrollo de rasgos específicos de una población. Sin embargo, cuando estudiamos a una persona en particular, la investigación relativa a casi todas las características apunta a una mezcla de herencia y experiencia. Así, aunque la inteligencia está fuertemente influida por la herencia, la estimulación de los padres, la educación, la influencia de los pares y otras variables también influyen en ella. Los teóricos e investigadores contemporáneos están más interesados en encontrar explicaciones sobre cómo se interrelacionan la natura y la cultura , en lugar de discutir acerca de qué factor es más importante.
Muchos cambios característicos de la infancia y la niñez temprana, como la capacidad de caminar y hablar, se vinculan con la maduración del organismo y el cerebro: el desenvolvimiento de la secuencia natural de cambios físicos y de patrones conductuales. Cuando los niños crecen y se convierten en adolescentes y luego en adultos, las diferencias individuales de características innatas y experiencias de vida adquieren un papel más importante. No obstante, durante toda la vida la maduración influye en ciertos procesos biológicos, como el desarrollo cerebral.
Incluso en los procesos que experimentan todas las personas, varía el ritmo y la proporción del desarrollo. Las edades que se refiere en los estudios son simples referentes, estas edades son promedios. En cada individuo varía la edad real en la que ocurren estos sucesos. Sólo cuando la desviación del promedio es extrema debemos pensar que el desarrollo está excepcionalmente adelantado o demorado.
Para entender el desarrollo de cada persona, es necesario entonces examinar las características heredadas que dan a cada persona un inicio especial en la vida. También es preciso considerar los diversos factores medioambientales o brindados por la experiencia que influyen en el desarrollo, en especial los contextos importantes como la familia, el vecindario, la posición socioeconómica, la raza o etnia y la cultura. También necesitamos considerar cómo interactúan la herencia y el medio ambiente. Debemos entender cuáles desarrollos son principalmente madurativos y cuáles no lo son. Es fundamental examinar las influencias que afectan a muchas, o a la mayoría de las personas a cierta edad, o en cierto momento en la historia y también las que sólo afectan a ciertos individuos. Por último, tenemos que observar de qué manera un suceso puede acentuar el impacto de ciertas influencias.
Puntualizando. ¿De qué depende la singularidad de una persona? Proceden de la herencia y del medio ambiente. Muchos cambios característicos de la niñez se relacionan con la maduración.
Herencia: Rasgos o características innatos heredados de los progenitores.
Medio ambiente: Totalidad de las influencias sobre el desarrollo que no son hereditarias, sino fruto de la experiencia.
Maduración: Desenvolvimiento de una secuencia natural de cambios físicos y conductuales.
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