Russell Grant Foster responde a esta pregunta de niños. Foster es un profesor británico de neurociencias, autor y coautor de publicaciones científicas.
La respuesta:
Dormimos por la noche porque nuestro cuerpo está adaptado para la actividad diurna. Otros animales, como los murciélagos o los tejones, duermen de día y son activos de noche, que es cuando cazan y buscan comida.
De día, cuando hay mucha luz, vemos muy bien, pero por la noche nuestra visión empeora sustancialmente y, de hecho, nos cuesta mucho movernos. Los murciélagos y los tejones tienen una visión muy limitada, y se orientan con el oído y con el olfato para desplazarse por la noche. Sin embargo, esto no explica cómo funciona nuestro patrón de sueño.
El cerebro nos dice cuándo tenemos que dormir. En las profundidades del cerebro hay un reloj biológico compuesto por unas cincuenta mil neuronas que trabajan juntas y hacen las funciones de alarma, para decir al resto del cuerpo lo que debe hacer a distintas horas del día y cuándo debemos estar despiertos o dormidos. El cansancio está controlado por otra parte del cuerpo, que determina cuánto tiempo llevamos despiertos. Cuanto más tiempo llevamos despiertos, más cansados nos notamos.
Volar a otros países a miles de kilómetros de distancia y en distintas zonas horarias provoca jet lag. Cuando en Australia es de día, en Inglaterra es de noche, y cuando en Inglaterra se van a dormir, en California acaban de levantarse. El reloj corporal no puede ajustarse a la nueva zona horaria inmediatamente. Necesita varios días. Por eso, si estamos en Australia o en California tenemos hambre y sueño a horas intempestivas, hasta que el reloj cerebral se ajusta y pasa de la hora de casa a la hora de la nueva zona horaria. Nos recuperamos del jet lag gracias a la luz del sol de la nueva zona horaria. La detectamos con los ojos y nos ayuda a regular el reloj biológico.
Por lo tanto, el reloj biológico y el nivel de cansancio colaboran para regular nuestros patrones de sueño. Muchas personas creen que el cerebro se desconecta mientras dormimos, pero no es así. Hay partes del cerebro que están más activas mientras dormimos que cuando estamos despiertos. Esto sucede porque, durante el sueño, el cerebro nos ayuda a recordar lo que ha sucedido durante el día y a organizar la información nueva. Muchas personas se despiertan por la mañana y, de repente, encuentran la respuesta a un problema que les ha estado preocupando durante días.
El resto del cuerpo también experimenta muchos cambios mientras dormimos. Los niños y los adolescentes crecen más durante el sueño que cuando están despiertos, y es habitual que durante el sueño se reparen los daños que el cuerpo ha sufrido de día. En la infancia y la adolescencia necesitamos unas nueve horas de sueño por la noche para poder estar plenamente activos durante el día.
Un sueño reparador nos permite resolver mejor los problemas, estar de mejor humor, ser mejores en el deporte e incluso reírnos más con los chistes. Muchos adultos no duermen lo suficiente y solo descansan cinco o seis horas por la noche. Si esto dura demasiado, pueden ponerse muy enfermos, con dolencias que pueden afectar a la digestión o al corazón, y es posible que lleguen a sufrir una depresión.
Durante mucho tiempo, no hemos sabido por qué es tan importante el sueño. Ahora sabemos que, mientras dormimos, suceden muchas cosas útiles en nuestro cuerpo.
Dormir nos ayuda a estar sanos y felices. ¡Así que asegúrate de dormir lo suficiente!