La dedicación a tareas múltiples no es un fenómeno nuevo. Los seres humanos siempre han sido capaces de atender a varias tareas a la vez: caminar y hablar, cargar a un niño pequeño y remover una olla de sopa, cortar los vegetales y escuchar la radio. Lo que ha cambiado de manera espectacular en los últimos 15 años es el impacto de los medios electrónicos en la necesidad y la capacidad para realizar tareas múltiples. Una nueva generación ha sido añadida al acervo del gen Y y el gen X , la generación M , o generación de los medios. Una encuesta reciente realizada por la Fundación Familiar Kaiser encontró que para primero de secundaria, 82% de los niños tiene acceso regular a internet. No es inusual que un niño de 12 años esté conectado a Facebook y que converse a través de servicios de mensajería instantánea al mismo tiempo que revisa el correo electrónico, escucha música o hace la tarea. La encuesta encontró que aunque el tiempo total que se dedica diariamente a los medios se ha mantenido estable en 6.5 horas, la cantidad total de contenido de los medios al que son expuestos niños de ocho a 18 años se ha incrementado en más de una hora al día. Esto se debe a la realización de tareas múltiples y al consumo de diferentes tipos de medios a la vez.
Aunque se percibe que la realización de tareas múltiples ahorra tiempo, se acumula evidencia que indica lo contrario. Tratar de realizar demasiadas tareas a la vez aumenta la probabilidad de cometer errores y en realidad aumenta el tiempo necesario para completar una sola tarea. Estudios sobre el funcionamiento del cerebro han demostrado que el cambio de tareas puede crear una especie de efecto de cuello de botella mientras el cerebro se esfuerza por determinar qué tarea realizar (Dux, Ivanoff , Asplund y Marois, 2006).
Los efectos sobre el aprendizaje son preocupantes. Los estudiantes quizá tengan gran habilidad para buscar y encontrar respuestas usando la tecnología, pero sus habilidades analíticas y de solución de problemas están disminuyendo, lo que ha llevado a varias escuelas de alto perfil a bloquear el acceso a internet durante las clases.
Las estadísticas sobre distracciones en la conducción de vehículos resultan igualmente perturbadoras. El uso de teléfonos celulares y el envío de mensajes mientras se conduce han sido ligados a cientos de miles de lesiones y miles de muertes cada año. Los investigadores encontraron en estudios de conducción simulada que cuando los conductores usaban teléfonos celulares (móviles) sus reacciones eran 18% más lentas y que el número de choques por alcance se duplicaba (Strayer y Drews, 2004). Esas tasas de reacciones más lentas se observaban incluso cuando no había manipulación manual del teléfono, lo que sugiere que la probabilidad de que los dispositivos de manos libres hagan más lento el tiempo de reacción o contribuyan a los accidentes no es menor (Strayer y Drews, 2007). En un estudio que comparaba el uso de teléfonos celulares al conducir y de conducción en estado de ebriedad, se encontró que los daños asociados con el uso del celular eran tan profundos como los asociados con la conducción en estado de ebriedad (Strayer, Drews y Crouch, 2006).