En 1967, Eric Lenneberg (1967, 1969) propuso que existe un periodo crítico para la adquisición del lenguaje que comienza en la niñez temprana y termina en la pubertad. Afi rmó que sería difícil, más no imposible, que un niño que no había aprendido a hablar al inicio de la pubertad lo hiciera después.
En 1970, una niña de 13 años llamada Genie, ofreció una oportunidad para someter a prueba la hipótesis de Lenneberg (Curtiss, 1977; Fromkin, Krashen, Curtiss, Rigler y Rigler, 1974; Pines, 1981; Rymer, 1993). Fue víctima de un padre que la maltrataba y había estado confi nada casi 12 años en una pequeña habitación de la casa paterna, atada a una bacinica y alejada del contacto humano normal. Cuando fue descubierta, sólo entendía su nombre y la palabra en inglés sorry, que signifi ca “perdón”. ¿Sería posible enseñarle a hablar a Genie o era demasiado tarde? Los National Institutes of Mental Health (NIMH) (Institutos Nacionales de Salud Mental) (fi nanciaron un estudio para realizar pruebas exhaustivas y enseñar a hablar a Genie.
Los adelantos de Genie durante el estudio apoyaron y a la vez contradijeron la idea de un periodo crítico para la adquisición del lenguaje. Aprendió algunas palabras simples y podía concatenarlas en frases elementales. También aprendió los rudimentos del lenguaje de señas. Pero “su habla, en la mayor parte, era como un telegrama incomprensible” (Pines, 1981, p. 29). Su madre recuperó la custodia, la alejó de los investigadores de los NIMH y, con el tiempo, la dejó bajo la custodia de un sistema de adopción temporal. Una sucesión de hogares adoptivos donde fue maltratada devolvió a Genie al silencio.
¿Cómo pueden explicarse los avances iniciales de Genie y su incapacidad posterior para mantenerlos? Que entendiera su nombre y la palabra única sorry acaso signifi caba que sus mecanismos de adquisición lingüística se habían activado al inicio del periodo crítico, lo que permitió que después pudiese aprender. El momento de la enseñanza lingüística en los NIMH y la capacidad de Genie de aprender algunas palabras simples a los 13 años indicarían que todavía estaba en el periodo crítico, aunque en su etapa fi nal. Por otro lado, el maltrato y descuido extremos la habrían retrasado tanto que no podía ser considerada una prueba verdadera del concepto de periodo crítico (Curtiss, 1977).
El caso de Genie ejemplifi ca la difi cultad de aprender a hablar después de los primeros años de vida, pero, en virtud de factores que complican el cuadro, no permite formular juicios concluyentes respecto a si es posible tal adquisición. Algunos investigadores consideran que los años anteriores a la pubertad son un periodo sensible, más que crítico, para el aprendizaje del lenguaje (Newport, Bavelier y Neville, 2001; Schumann, 1997). En la investigación con imágenes cerebrales se ha visto que aun si las zonas del cerebro más adecuadas para el procesamiento del lenguaje se lesionan al comienzo de la infancia, prosigue el desarrollo casi normal del lenguaje, porque otras zonas cerebrales asumen la función de las zonas lesionadas (Boatman et al., 1999; Hertz-Pannier et al., 2002; M. H. Johnson, 1998). En realidad, en el curso del aprendizaje normal del idioma ocurren cambios en la organización y utilización del cerebro (M.H. Johnson, 1998; Neville y Bavelier, 1998).
Si hay un periodo para la adquisición del lenguaje, sea crítico o sensible, ¿qué lo explica? ¿Los mecanismos cerebrales para la adquisición del lenguaje se deterioran cuando el cerebro madura? Parecería extraño, dado que otras habilidades cognoscitivas mejoran. Otra hipótesis es que este progreso cognoscitivo interfi ere con la capacidad de un adolescente o adulto para aprender un idioma. Los niños aprenden a hablar en dosis pequeñas que asimilan con facilidad. Personas mayores, cuando empiezan a aprender un idioma, absorben mucho cada vez y luego tienen problemas para analizarlo e interpretarlo (Newport, 1991).