La comunicación adecuada en los temas sexualidad y afectividad en la comunidad tiene que ver con los valores de las personas, sus tabúes, los prejuicios, miedos y vergüenzas que han adoptado como propios, pero que, provienen del medio sociocultural circundante. Ahora, ¿Es posible lograr un cambio en estas características y conductas?
Nos auxilia el concepto de cambio que es un movimiento que debe estar sustentado por valores claros, compartidos y practicados por todos. Entre estos valores los más importantes son la preocupación central por la satisfacción a las necesidades de los que se beneficien y el desarrollo humano de las personas que interactúan.
El lograr ciertos cambios es el paso fundamental para destrabar y mejorar la fluidez de una comunicación honesta y productiva en la comunidad educativa, principalmente cuando de sexualidad y sentimientos se trata. Así se mejoran las relaciones, y las relaciones hacen a la calidad.
En el específico proceso de enseñanza se destaca que es, en el fondo, un proceso de relaciones: maestro-alumno, alumno-alumno, alumno consigo mismo. En la medida en que logremos mejorar estas relaciones estaremos incorporando calidad en el proceso.
Hablar de sexualidad y afectividad es hablar de la vida misma, porque por amor u odio se mueve el mundo, se sacude y avanza. Son el motor de la historia y por supuesto, de la existencia de cada ser humano.
Este proceso es una especie de exorcismo para libertarlas del reino del miedo y la ignorancia. ¿Para qué? Para liberarnos a nosotros mismos y guiar en la conquista de su libertad a otros que bien lo necesitan y lo merecen: nuestros jóvenes y adolescentes integrantes de los procesos de educación.
Que el exorcismo-comunicación sirva para dar luces en el misterioso y poco explorado mundo de los sentimientos. Y que así podamos encaminarnos hacia nuestras metas mostrándonos un poco más como somos, mujeres y hombres, orgullosos de quienes somos…