Un nuevo problema a surgido para los padres de adolescentes, se trata del llamado «cutting», «risuka», o «self injury», consiste en que los púber dañan su piel con una navaja u objeto afilado, para dejar marcas o tatuajes en el cuerpo, principalmente en los brazos y muñecas.
Lo peor de esta práctica es que suele ocurrir de manera silenciosa, por debajo del radar de los padres, ya que los niños y adolescentes suelen esconder las heridas bajo la ropa, por lo que es fundamental mantenerse atentos a otras señales menos evidentes que revelen esta perjudicial práctica.
De acuerdo a muchos especialistas, el objetivo de estas prácticas es provocar sufrimiento físico para sentir un “alivio” del dolor psicológico o, simplemente, placer momentáneo. Las personas que son más propensas a realizarlas son aquellas que padecen depresión, ansiedad, estrés, soledad y aislamiento.
Para poder evitar el «Cutting» se requiere entablar canales de comunicación afectivas con los adolescentes, asimismo estar atento a cambios conductuales que se pueda observar.
Varias investigaciones determinaron que el rango de edad donde se observa este fenómeno es de 12 y 25 años.
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