Los siguientes consejos basados en investigaciónes pueden ayudar a los padres a desalentar el negativismo y a fomentar la conducta socialmente aceptable. Recuerde que tenemos que dar lo mejor que tenemos y conocemos, para formar lo mejor posible a nuestros hijos.
• Sea flexible. Aprenda los ritmos naturales del niño, sus gustos y aversiones especiales (rechazo o repugnancia hacia una persona o cosa).
• Piense que usted es un puerto seguro, con límites confiables, a partir del cual un niño puede zarpar y descubrir el mundo y al cual puede regresar para obtener apoyo.
• Convierta su hogar en un lugar amigable para el niño. Llénelo de objetos irrompibles y seguros que el niño pueda explorar sin riesgo.
• Evite el castigo físico. Suele ser ineficaz e incluso puede llevar al niño a causar aún más daño.
• Ofrezca opciones, aunque sean limitadas, para dar al niño cierto control. (“¿Prefieres bañarte ahora o después de leer un libro?”)
• Haga cumplir de manera sistemática (ordenada) las obligaciones necesarias.
• No interrumpa una actividad a menos que sea absolutamente necesario. Trate de esperar hasta que la atención del niño se haya desplazado hacia otra cosa.
• Si debe interrumpir, haga una advertencia. (“Tenemos que irnos pronto del parque”).
• Sugiera actividades alternativas cuando la conducta se torne objetable. (Cuando Sophia lance arena al rostro de María diga: “¡Mira! No hay nadie en los columpios. Vamos ahí y te daré un buen empujón”).
• Sugiera en lugar de dar órdenes. Acompañe las peticiones con sonrisas o abrazos, no con críticas, amenazas o restricción física.
• Relacione las peticiones con actividades agradables. (“Es hora de dejar de jugar para que puedas acompañarme a la tienda”).
• Recuerde al niño lo que espera. “Cuando vayamos a este parque no saldremos nunca de la puerta”.
• Cuando el niño no obedezca de inmediato una petición, espere un momento antes de repetirla.
• Use “tiempo fuera” para terminar los coflictos. Saque al niño o salga usted de una situación de manera no punitiva (sin castigos).
• Espere menos autocontrol en los momentos de estrés (enfermedad, divorcio, el nacimiento de un hermano o la mudanza a una casa nueva).
• Comprenda que para los niños pequeños es más difícil obedecer los “haz” que los “no hagas”. “Limpia tu cuarto” implica más esfuerzo que “No escribas en los muebles”.
• Mantenga el ambiente tan positivo como sea posible. Haga que el niño desee cooperar.
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